Campaña de DRAGON AGE en el club ARS LUDICA. Sesión 34 La sombra del Arconte: los experimentos mágicos del túmulo

Hola, amig@s de albinusrol, hoy continuamos nuestra serie de entradas dedicadas a la Campaña del juego de rol DRAGON AGE, la cual he dirigido en el Club ARS LUDICA junto a mis compañeros Dani “Danpe”, Fede “Scarver”, Francisco “Telmo” y Alejandro. Me gustaría compartir con tod@s vosotr@s el resumen de cada sesión y mis técnicas e ideas que he utilizado para las partidas como director de juego.


Preparación y dirección de la sesión de Dragon Age el juego de rol

En primer lugar, si queréis saber más de este juego, os recuerdo que nuestro compañero Fede "Scarver" nos dejó dos reseñas en el blog: Dragon Age. Caja básica. Manual del jugador y Dragon Age. Caja básica. Manual del director del juegoAdemás, en albinusrol hemos jugado la partida La Maldición dalishana en youtube.



Como bien sabéis, en la sesión 33, Euphraty y sus compañeros esperaron hasta que Aristan emergió herido del espejo, advirtiendo que dos demonios habían alterado la prueba de Jarley en la Torre del Círculo. Los hombres de Ferelden entraron para ayudar y descubrieron un escenario de muerte. Allí, los no-muertos Arvaniel y Rylan exigieron a Telmo identificar al verdadero mago. Tras un enfrentamiento mortal, Telmo persuadió a los demonios para acercarse a los dos últimos magos heridos y formuló una pregunta clave. Eligió y ejecutó a uno de ellos. La niebla se disipó, y al regresar, confirmaron que habían salvado al verdadero Jarley.

Desarrollo del Túmulo Tevinteriano de Aristan el Grande

Los héroes tuvieron que tomar una difícil decisión sobre el clon de Aristan. Es complicado porque en la ambientación de Dragon Age los demonios que han cruzado el velo son peligrosos y muchos desean la libertad. Ninguno de los jugadores tiene la certeza de que el clon no cambie su actitud cuando abandone el túmulo tevinteriano. Telmo y Danpe mostraron más dudas, porque es cierto que el clon estaba encerrado en aquella habitación cuando lo encontraron, pero entre Scarver y Alejandro finalmente les convencieron para que el demonio les acompañara durante la exploración de la tumba. 


El uso de la verja de origen enano en mitad de la escalera descendente, es una clara advertencia a los aventureros de que los peligros que les aguardan en las profundidades del túmulo serán más complejos. Además, he intentado sembrar la duda sobre Jarley, por sus acciones desde el bosque de Brecilia, a través del clon de Aristan, pero el resto de jugadores no quiere entrar en ningún tipo de disputa con su compañero. Entiendo que no se fian del demonio Efístemes y si el que sospecha del mago hubiera sido una voz más autorizada quizá hubiese conseguido generar más dudas. 

Siguiendo con la historia de Tevinter he introducido a un Arconte, para darle un sabor único al túmulo. Además seguiré ayudando al grupo con el clon de Aristan para que los jugadores duden cuanto deban tomar la decisión de liberarlo o no al mundo exterior. 


Por supuesto, en las próximas sesiones seguiremos desgranando este complejo funerario con el resto de las salas que componen la construcción y los peligros que acechan a nuestro grupo de valerosos héroes.

Resumen de la sesión de nuestra campaña de Dragón Age el juego de rol

En esta nueva sesión, los héroes debatieron si seguir confiando en el clon de Aristan, aún poseído por el demonio Efístemes. Aunque había demostrado lealtad, las opiniones estaban divididas. No obstante, accedieron a que les acompañara. Continuaron explorando el túmulo y descendieron hasta una verja enana, custodiada por pebeteros y señales de violencia antigua. Más abajo, descubrieron una sala dominada por una mesa rota, restos de magia y una estatua del Arconte Darinius. Una nota oculta, firmada por una maga llamada Helena, revelaba experimentos mágicos ilegales autorizados por el propio Arconte.

Los cuatro héroes lograron sobrevivir a la pesadilla del espejo clonador, aunque muchas salas del túmulo tevinteriano aún aguardaban su paso. 
El clon de Aristan permanecía en silencio. Tenía la mirada fija en las sombras de la estancia. Su presencia seguía siendo inquietante, incluso después de haber demostrado su lealtad durante las pruebas del espejo.

Burul tomó una enorme llave de hierro que descansaba encima del escritorio y la sostuvo en alto mientras el grupo debatía entre susurros sobre qué hacer con el demonio Efístemes.


—No me fío —murmuró Euphraty, sin apartar los ojos del clon—. Puede que haya ayudado, pero sigue teniendo al demonio dentro. ¿Y si cambia de idea y abraza el caos al obtener su libertad?

—Ya nos habría traicionado cuando estábamos más vulnerables —replicó Jarley, rascándose la cabeza—. Pero no lo hizo. Además, sus conocimientos del túmulo podrían ser útiles.

—Eso es lo que me preocupa —intervino Telmo, con el ceño fruncido—. No sabemos si nos va a llevar directamente a una trampa. No lo dejaré solo ni un segundo.

Burul observó a todos antes de hablar con su tono grave, que podría escuchar el clon junto a la puerta.

—Que nos ayude. Cuando terminemos de explorar el túmulo, decidiremos qué hacer con él.

Avanzaron en silencio por las estancias que ya conocían, hasta alcanzar la sala del pozo mágico. En el extremo oriental, unas escaleras de piedra descendían hacia la oscuridad, igual que una herida abierta en la tierra.

Bajaron los regulares peldaños de piedra, uno tras otro, hasta toparse con una verja de acero que desentonaba por completo con la arquitectura arcana del túmulo.


—Esto no es tevinteriano —murmuró Euphraty, estrechando los ojos al notar unas pequeñas runas apenas visibles en los laterales—. Parece obra de los enanos. Y lo hicieron mucho después de que este lugar fuera construido.

En el centro de la verja se abría una cerradura del tamaño de un puño. La llave de Burul encajaba a la perfección.

Tras la reja, dos pebeteros aguardaban con un líquido viscoso que reflejaba la luz en ondas oleosas. Las paredes, manchadas por salpicaduras de sangre seca, narraban una violencia antigua. Las escaleras proseguían más allá, devoradas por la oscuridad. El aire se volvió más denso. Una mezcla de podredumbre y muerte se aferraba a sus fosas nasales, despertando un temblor instintivo en el pecho de los aventureros.

Burul forcejeaba con la cerradura. Aunque la llave encajaba, sus enormes manos tuvieron que emplearse a fondo para hacer girar el mecanismo.

Mientras, el clon de Aristan se acercó a Euphraty con la voz cargada de una extraña preocupación.

—Hay algo en Jarley —susurró—. Lo percibo. Una sombra crece en su interior, ¿no lo has notado?

La elfa dalishana desvió la mirada sin responder.

«No pienso darle información a un clon poseído por un demonio», pensó.

Con una expresión neutra y la voz controlada, dijo instantes después.

—Jarley está bien. No es asunto tuyo.

En ese momento, Burul logró hacer girar la llave. El mecanismo cedió con un golpe seco y empujó la verja, que chirrió con violencia al rasgar el suelo de piedra.

Jarley arqueó una ceja al oír el sonido.

—Esta verja fue colocada con prisas —murmuró—. Las medidas no encajan del todo.

Telmo asintió, examinando los bordes.

—Ningún enano habría dejado pasar un error así. Fue una barrera improvisada. La instalaron con urgencia.

Tras descender algunos peldaños más, los héroes accedieron a una sala amplia, dominada por una enorme mesa de piedra, que estaba agrietada en su centro. El suelo estaba cubierto por fragmentos de cristal, huesos polvorientos, manchas de óxido y una capa de mugre que acentuaba el hedor pútrido del ambiente.


En la pared occidental se alzaba una puerta de bronce decorada con un dragón grabado en bajorrelieve, con las fauces abiertas y alas extendidas. Al norte, una estatua de piedra colosal, reposaba sentada en un trono tallado. Su cabeza se apoyada en el puño derecho, como si estuviera pensando. Sus cuencas vacías apuntaban directamente hacia la mesa central.


Telmo se aproximó, frunciendo el ceño.

—Es el Arconte Darinius —dijo, tras repasar los detalles con detenimiento—. Unificó Neromenian y la antigua Tevinter. Fundó el Imperio.


Jarley asintió, reconociendo los símbolos esculpidos en la túnica del coloso.

—Y aquí se hacían pruebas mágicas. No tenéis más que mirar las paredes.

Marcas quemadas, manchas de energía residual y círculos incompletos confirmaban su sospecha.

El grupo comenzó a inspeccionar la sala. Telmo, inquieto por la dirección de la mirada pétrea, se agachó y palpó bajo la mesa. Una piedra floja se movió con un leve crujido. Detrás, un pergamino enrollado asomó entre el polvo.

—Está en tevinteriano —dijo el clon de Aristan, al desdoblarlo—. Habla de experimentos mágicos e ilegales. Autorizados por el propio Arconte.

El papel había resistido el paso del tiempo gracias a un conjuro de preservación, aún activo. Al final de la carta, una firma temblorosa: Helena.

Al sur de la sala se alzaba otra puerta de bronce, cerrada con llave.


¿Porqué instalaron los enanos una verja rúnica en mitad de la escalera descendente del túmulo?, ¿Traicionará Aristan a los héroes en la exploración del Túmulo?, ¿Quién es Helena?… Estás y más preguntas deberán tener respuesta en futuras sesiones.

Espero que os guste nuestra campaña,

Un saludo a tod@s

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