Después de tener una rutina diaria donde llegaba a casa de trabajar y encendía el ordenador con la intención de disfrutar de 4 o 5 horas de World of Warcraft, es complicado desengancharse. Así que para hacerlo, al igual que el fumador comienza con los parches de nicotina, yo me compre una PS3 y entre los videojuegos de rol que había en la tienda escogí Dragon Age Origins, una sabia elección de la que no me arrepentiré jamás.
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