Campaña de DRAGON AGE en el club ARS LUDICA. Sesión 33 Arvaniel y Rylan regresan de entre los muertos

Hola, amig@s de albinusrol, hoy continuamos nuestra serie de entradas dedicadas a la Campaña del juego de rol DRAGON AGE, la cual he dirigido en el Club ARS LUDICA junto a mis compañeros Dani “Danpe”, Fede “Scarver”, Francisco “Telmo” y Alejandro. Me gustaría compartir con tod@s vosotr@s el resumen de cada sesión y mis técnicas e ideas que he utilizado para las partidas como director de juego.


Preparación y dirección de la sesión de Dragon Age el juego de rol

En primer lugar, si queréis saber más de este juego, os recuerdo que nuestro compañero Fede "Scarver" nos dejó dos reseñas en el blog: Dragon Age. Caja básica. Manual del jugador y Dragon Age. Caja básica. Manual del director del juegoAdemás, en albinusrol hemos jugado la partida La Maldición dalishana en youtube.



Como bien sabéis, en la sesión 32, Burul y Aristan regresaron a través del espejo. El demonio recordó las peculiares reglas del portal, antes de animar al siguiente grupo a cruzar el umbral. Euphraty tomó la iniciativa seguida por sus reflejos y enfrentó una prueba en la que sus habilidades de rastreo y mente astuta serían fundamentales para alcanzar el triunfo. Debía atrapar a la esquiva zorra blanca en el bosque de Brecilia antes que sus clones. Tras adivinar el camino correcto, consiguió su objetivo.

Desarrollo del Túmulo Tevinteriano de Aristan el Grande

En esta ocasión Jarley y sus clones cruzaron el portal. Como el personaje original fue el primero que atravesó el espejo, eligió como prueba un exámen teórico en la Torre del Círculo. El jugador tenía claro que el mago de fuego era un expecialista y no le superaría en un exámen general, mientras que el muchacho más amable quizá le dejara ganar la prueba y regresar. Esto último no era posible, porque las reglas mágicas del espejo eran muy específicas y todos los clones tenían como objetivo hacerse con la vida del original.


No obstante, aproveché la sesión para introducir un giro inesperado. La aparición de los fallecidos Arvaniel y Rylan que buscaban venganza. Sí recordáis, Jarley abandonó al elfo dalishano a su suerte y el hombre acabó siendo devorado por el enorme dragón. Incluso utilicé al demonio Efístemes, para generar incertidumbre en los personajes jugadores al ver las heridas y preocupación de este antiguo ser. De esta forma presentaba a los antiguos compañeros como unos rivales formidables.

El jugador de Telmo, tuvo que tomar una decisión difícil y tras la partida confesó que no sabía si realmente había salvado al auténtico mago del grupo, porque las respuestas que ambos personajes dieron eran muy similares. Por suerte, la decisión fue correcta y los cuatro héroes podrán seguir sus aventuras juntos.


Por supuesto, en las próximas sesiones seguiremos desgranando este complejo funerario con el resto de las salas que componen la construcción y los peligros que acechan a nuestro grupo de valerosos héroes.

Resumen de la sesión de nuestra campaña de Dragón Age el juego de rol

En esta nueva sesión, Euphraty y sus compañeros esperaron hasta que Aristan emergió herido del espejo, advirtiendo que dos demonios habían alterado la prueba de Jarley en la Torre del Círculo. Los hombres de Ferelden entraron para ayudar y descubrieron un escenario de muerte. Allí, los no-muertos Arvaniel y Rylan exigieron a Telmo identificar al verdadero mago. Tras un enfrentamiento mortal, Telmo persuadió a los demonios para acercarse a los dos últimos magos heridos y formuló una pregunta clave. Eligió y ejecutó a uno de ellos. La niebla se disipó, y al regresar, confirmaron que habían salvado al verdadero Jarley.

Al llegar, Euphraty se sentó junto a Burul. Aristan animó a un nuevo grupo a entrar en el espejo. Esta vez, Jarley tomó la iniciativa, seguido del muchacho más amable y el mago de fuego.

En el dormitorio quedaron el padre Telmo, Burul, el clon salvaje, Euphraty y el hombre de Ferelden original. Esperaron con paciencia, pero el espejo tardó más en activarse. La preocupación creció. «¿Donde están Jarley y Aristan?», pensaron.

Cuando finalmente se iluminó, solo el demonio Efístemes emergió del umbral. Se tambaleó, con una mano presionando su costado ensangrentado. Su respiración era irregular, y sus ojos reflejaban desesperación.


—Algo ha cruzado el Velo —susurró con voz entrecortada.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Telmo, adelantándose para evitar que el demonio terminara en el suelo.

Aristan cerró los ojos un instante, intentando recuperar el aliento.

—No es parte de la prueba. Han alterado la ilusión de Jarley. No pude detenerlos.

—¿Quiénes eran? —preguntó Euphraty

—Dos demonios antiguos. No conozco los cuerpos que han tomado, pero conocían a Jarley —añadió

Los presentes se miraron entre sí, comprendiendo la gravedad de sus palabras. Estaba herido y su expresión era sombría. Según Aristan, la prueba elegida por el mago era un examen teórico en la Torre del Círculo, pero la aparición de estos demonios alteró la ilusión de forma permanente.


Los héroes quisieron ayudar, pero quienes habían completado su prueba no podían regresar de nuevo el espejo. Los tres hombres de Ferelden se ofrecieron a entrar y asistir a los magos atrapados en la ilusión.

El demonio Efístemes les ayudó a memorizar el espejismo creado por Jarley. Debían replicarlo con la mayor exactitud posible para encontrar a sus amigos aún atrapados dentro. Los hombres de Ferelden insistieron en que Aristan los acompañara. Él dudó, pero finalmente aceptó, a pesar de sus heridas.

La niebla se disipó con rapidez. Se encontraron en el patio interior de la Torre del Círculo, un espacio amplio rodeado por altos muros de piedra ennegrecida. El suelo estaba cubierto de escombros y ceniza, con charcos de agua helada allí donde el fuego y el hielo habían colisionado.

Varios templarios yacían muertos en el suelo, sus armaduras aún humeaban por las llamas que los habían envuelto en su último instante. Algunos aprendices estaban esparcidos entre los escombros, congelados en posiciones de desesperación o calcinados en retorcidas posturas de agonía. La destrucción era absoluta.


En una esquina, el cuerpo de Jarley, con su túnica roja chamuscada y llena de desgarrones, yacía atravesado por una gran espada. Sus manos ennegrecidas por la combustión aún se aferraban a su bastón carbonizado. Había muerto luchando hasta el último aliento. Sin tiempo para el duelo, avanzaron hacia las aulas. Allí encontraron más cadáveres. Alumnos desplomados en los pupitres y el profesor sin vida en el suelo de piedra.

Mientras observaban el cuerpo del maestro, dos figuras emergieron de la penumbra. Arvaniel, el elfo dalishano, ya no tenía el brillo de la vida en su piel cenicienta. Sus ojos, vacíos, reflejaban un odio antiguo. Su túnica desgarrada aún conservaba los patrones tribales de su clan, aunque ahora estaban oscurecidos por la sangre seca. A su lado, Rylan imponía con su presencia. Su armadura ennegrecida absorbía la tenue luz de la sala. Bajo el yelmo, su aliento surgía como una brisa helada. Su espada, aún goteando escarcha, parecía haber sido arrancada del propio invierno.


Arvaniel clavó su mirada en Telmo y esbozó una sonrisa amarga.

—Cuánto tiempo sin verte... amigo.

Rylan arrastró a los dos Jarleys moribundos hasta el centro del aula. Los dejó caer a sus pies.

Arvaniel se volvió hacia Telmo.

—Dime cuál de estos dos es el verdadero Jarley. El que me abandonó cuando más lo necesitaba.

Telmo miró a los dos magos en el suelo. Estaban malheridos, con las mismas túnicas. La sangre y la suciedad cubrían sus rostros, dificultando aún más cualquier diferencia entre ellos. Tragó saliva. Si señalaba al verdadero Jarley, Arvaniel lo mataría sin dudar. Pero si no lo hacía, condenaría al otro.

Sus pensamientos se agolpaban en su mente. «¿Cómo he llegado a esto?», se preguntó con amargura. Recordó el bosque de Brecilia, la desesperación en la voz del elfo cuando hablaba de su abandono. La venganza lo consumía. Nada de lo que dijera cambiaría su decisión. Su estómago se retorció con la angustia. No podía cometer un error. No cuando la vida de su amigo Jarley dependía de ello.


Respiró hondo y avanzó con cautela.

—Déjame hacerles una pregunta —sugirió con tono calmado.

Antes de que pudiera continuar, el Telmo salvaje rugió y se lanzó contra los no-muertos con una furia descontrolada. Su espada describió un arco descendente, buscando cortar a Arvaniel en dos. Pero Rylan, veloz como una sombra gélida, se interpuso. La temperatura descendió bruscamente cuando su espada de escarcha se encontró con el acero del salvaje. El hielo inmortal atrapó la hoja de Telmo y lo envolvió en una prisión helada. Un parpadeo después, el no-muerto atravesó su torso con un tajo certero. Su esencia se disipó como cenizas en el viento.


El padre Telmo, al ver caer a su otro yo, empuñó su arma y se lanzó al combate. Con un grito de desafío, atacó a Arvaniel, buscando cortar el vínculo entre el demonio y este mundo. Pero el elfo muerto lo esquivó con una agilidad inhumana y conjuró una ola de energía oscura que lanzó a Telmo contra una columna. Antes de que pudiera incorporarse, Rylan se abalanzó sobre él. Su espada descendió como un fragmento de invierno eterno, y un instante después, el cuerpo del padre Telmo quedó inerte sobre el suelo de piedra.

Aristan observó el desenlace con los puños crispados. Su esencia demoníaca hervía en su interior, exigiéndole que actuara. Desenvainó su espada y corrió hacia Rylan. El acero y el hielo chocaron en un estallido de chispas y escarcha. El demonio Efístemes esquivó un tajo lateral y contraatacó con un golpe descendente. Rylan bloqueó, sin embargo, su enemigo no retrocedió.

Los movimientos de Aristan se volvieron más rápidos, más letales, pero su respiración era cada vez más agitada. Sabía que si el combate se alargaba, su propia esencia comenzaría a debilitarse. Con un giro brusco, Rylan intentó clavar su espada en el abdomen del demonio, pero Aristan se impulsó hacia atrás, evitando el golpe por poco. Sintió el frío recorrer su piel. No podía permitirse fallar.

—¡Termina con esto, Telmo! —rugió Aristan, sin apartar la mirada de su enemigo.

El hombre de Ferelden no dudó más. Inspiró profundamente y formuló la pregunta con voz firme, aunque su interior temblaba.

—¿Por qué confías en Euphraty?


Los dos Jarleys, maltrechos y jadeantes, levantaron la mirada.

—Porque siempre cumple su palabra —dijo el primero. Su voz sonó segura, pero en su tono había una extraña lejanía—. No deja a nadie atrás. Me ha salvado antes y lo hará de nuevo.

El segundo se aclaró la garganta:

—Porque Euphraty siempre actúa con determinación. Incluso cuando la situación parece imposible, encuentra la manera de seguir adelante. Confío en ella porque ha demostrado que su voluntad es inquebrantable.

Telmo sintió un escalofrío recorrer su espalda. Su mente trabajó frenéticamente. Ambas respuestas eran similares, pero había un matiz sutil en la segunda, algo que no encajaba del todo.

«Euphraty siempre actúa con determinación... ha demostrado que su voluntad es inquebrantable».

Ese joven mago hablaba con la admiración de alguien que la había observado, pero no convivido con ella el tiempo suficiente.

Exhaló despacio. No podía dudar más. Su decisión estaba tomada.

Sin vacilar, hundió su hacha en el pecho de uno de los Jarleys. El mago apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de desplomarse con un jadeo ahogado. Su cuerpo quedó inmóvil sobre el suelo de piedra.


Arvaniel inclinó ligeramente la cabeza, su expresión permanecía inescrutable.

—Si has matado al equivocado, lo sabré, Telmo. Nos volveremos a ver.

La niebla envolvió la sala con rapidez, tragándose las sombras de Arvaniel y Rylan. El espejismo colapsó sobre sí mismo, desvaneciéndose como un sueño roto. Los dos demonios se escabulleron del espejo antes de que la realidad los sellara en su interior. Aristan se desplomó, agotado. Telmo recogió al Jarley superviviente, apoyándolo contra su hombro. Sus pasos eran pesados, su mente aún atrapada en la incertidumbre de su decisión.


Al cruzar el umbral de vuelta al dormitorio, Euphraty y Burul se apresuraron a recibirlos. Con decisión, atendieron las heridas del mago. Solo entonces, al ver los ojos de Jarley entreabrirse con dificultad, supieron la verdad. Telmo había salvado al original. No al joven amable que ayudó a Burul cuando los qunari activaron el espejo.


¿Regresarán Arvaniel y Rylan cuando descubran que Jarley sigue vivo?, ¿Acompañará Aristan a los héroes en la exploración del Túmulo?, ¿Dejarán libre los héroes al demonio Efístemes cuando regresen a la superfície? Estás y más preguntas deberán tener respuesta en futuras sesiones.

Espero que os guste nuestra campaña,

Un saludo a tod@s

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